El domingo, votamos en blanco.
El lunes, reflexionamos.
El martes, preparamos la huelga.
El movimiento de los inversores durante la última semana de campaña electoral ha sido unánime. Confían en que el apoyo total del stablishment capitalista (Unión Industrial, Sociedad Rural, Corporación de Bancos) le den la victoria a Massa.
La perspectiva que proponen los financistas oficiales, entonces, es la de Massa. La misma se ha oficializado el miércoles con el inicio de la aceleración continúa de la devaluación del peso (Crawling Peg) que – por el momento – sería de 1% semanal, o sea, 4% mensual, o sea, 48% anual. Siendo, además, que gran parte del mercado mayorista ha oficializado el movimiento de sus precios de acuerdo a las cotizaciones de los dólares financiaros, deberíamos multiplicar el 48% por la diferencia del monto del contado con liquidación (monto al que ya se liquida un porcentaje de la cosecha de soja), o sea, un 54% por ciento aproximado arriba de la cotización oficial.
Dicho esto, el mercado cerró su último viernes con la perspectiva de un agregado anualizado del 102% anual de inflación que se suma al actual 170%, es decir, sin contar aún los «movimientos bruscos de la semana post electoral» , una perspectiva de indexación de bonos dolarizados al 270% de inflación anual.
Esta perspectiva, dixit, ha acelerado el giro hacia los denominados LEVIDS, cuentas de libre disposición de acceso exclusivas para exportadores que se actualizan de acuerdo al tipo de cambio oficial. Sólo el lunes de la semana pasada los depósitos en LEVIDS aumentaron u$s 606 millones, coincidentemente, afirma la agencia Portfolio Inversores, con un éxodo masivo de los denominados fondos Money Market, cuentas diseñadas por los Fondos Comunes de Inversión, otrora mileisistas.
Como se ve con claridad, el Banco Central le ha dado un canal oficial a la dolarización del mercado financiero que se profundizará semana a semana con la aceleración del Crawling Peg. Esta dolarización es todavía más gustosa para el gran capital que la propuesta por Milei porque los salarios seguirán pesificados a un valor aceleradamente declinado.
Con el giro total de las corporaciones capitalistas al gobierno kirchnerista, el ballotage corre el riesgo de un desborde anti sistema que podría ser capitalizado por Milei, que al fin y al cabo, profundizaría la política del actual ministro de economía y, sí y sólo sí triunfa en la desvalorización histórica del salario, intentaría avanzar contra la salud y la educación privada.
Ningún candidato representa a la clase obrera.
Maxi Laplagne