3,8 % de inflación (o $170 el kilo de tomates)

Escribe Cata Flexer

$50 pesos el kilo de papas. Lo vemos en la verdulería, pero lo corrobora el INDEC. La inflación de octubre fue la mayor del año, 3,8% (y 37,2% interanual). Todos los analistas auguran que la inflación de los próximos meses será similar. El aumento del 7%, único en el año, de los estatales y que instauró el gobierno nacional como pauta, habrá sido consumido en dos meses, sin contar los veinte puntos perdidos en los que va del año. La mala noticia es aún peor para los trabajadores, porque el aumento de precios en alimentos, la categoría con obviamente más incidencia en los gastos populares, fue 5% (45,5% interanual). 

La aceleración del ritmo inflacionario da por tierra con los dichos del gobierno, de que la suba de los dólares paralelos y financieros no repercuten en el nivel de precios. También se dan la cabeza contra la pared los economistas para quienes la recesión es incompatible con la suba de precios. Para éstos, si la demanda se contrae (y lo viene haciendo fuertemente) no hay lugar para que los precios crezcan, sino todo lo contrario. Así fue durante la recesión iniciada en 1998 y que terminó en la crisis del 2001, por ejemplo. Sin embargo los miles de millones de pesos que el gobierno ha emitido para subsidiar a las empresas (ATP, créditos subsidiados) han ido a parar rápidamente a la especulación y no a la inversión. En consecuencia, la producción se ha retraído a niveles peores que los del 2002, mientras que el dinero circulante aumenta la inflación. Para paliar esta situación, el gobierno no ha tenido mejor idea que subir la tasa de interés y emitir nuevos bonos “dollar linked” es decir, atados al precio del dólar, por lo que sus compradores apuestan abiertamente a una suba ya no del paralelo sino del oficial para que su inversión sea redituable. Así no hay burgués que vaya a invertir (¿para qué arriesgarse a producir cuando la bolsa reditúa más y sin mover un dedo?). 

¿Y qué opina el FMI de este desbarajuste? La misión del Fondo que visita a la Argentina ha sido recibida con una batería de medidas de ajuste. La primera de ellas, la nueva fórmula de movilidad jubilatoria a la baja (ver nota). Le sigue el descongelamiento de las tarifas acompañada del intento de reducir los subsidios (sobre este tema también escribimos acá). El anuncio del fin del IFE es un adelanto de la partida presupuestaria cero para el combate de la pandemia en 2021. Clarín titula (15/11) “¿El FMI ayudará antes o después de la devaluación?”

El verdadero plan que une a gobierno, oposición y FMI sin embargo ya está en marcha. Como en el 2003, esperan una recuperación a base de hundir los salarios de los trabajadores, apoyados en la crisis presente, el aumento de la desocupación y las dificultades que la pandemia ha impuesto a la clase obrera para organizarse. Se trata una reforma laboral de facto.

Los $50 del kilo de papas, el alimento que se dice salvó a Europa del hambre, por su baratura, no son nada en comparación con los $175 el kilo de tomate (a razón de $40 un tomate), que junto a otros alimentos básicos, como el aceite o el resto de las verduras encabezan el ranking de los que más aumentaron

¿Por qué señalamos la verduras (10% de aumento promedio sólo en un mes)? El mismo congreso que se apresta a votar la reforma jubilatoria o el presupuesto 2021 acaba de votar una ley de etiquetado de alimentos para combatir la obesidad; obesidad que en nuestro país acompaña, paradójicamente, la desnutrición: nuestros niños son obesos y están desnutridos al mismo tiempo, porque comen puro fideos, arroz y alimentos ultraprocesados (esos que el etiquetado quiere combatir), que son más baratos, frente al creciente costo de verduras y carnes. Décadas de destrucción del ambiente para el avance de los monocultivos han impulsado campañas por una alimentación más natural, incluso por la defensa “política” del vegetarianismo y el veganismo. A esos compañeros llamamos a reflexionar ¿puede discutirse la alimentación saludable si los trabajadores están condenados a comer cada vez menos verduras por su precio prohibitivo?

Un último dato y terminamos: el pan dulce, acercándose la navidad, sale un 55% más que en 2019 y ya se vende en cuotas. El gobierno parece olvidar la enorme variedad de consignas y cánticos que las fiestas inspiran en los movimientos populares de nuestro país. Tal vez este diciembre se lo recordemos.

8 comentarios sobre “3,8 % de inflación (o $170 el kilo de tomates)

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