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A los padres, docentes y estudiantes de Berazategui

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Según hemos sido informado por los equipos directivos de las distintas escuelas, desde mañana, 17 de febrero, las clases presenciales iniciarían en Berazategui al igual que en la gran mayoría del país. La primera paradoja es que en un amplio abanico de escuelas públicas ya se ha resuelto que sería imposible el regreso por «falta de estructuras», «escasez de suministro de agua» o «tanques de agua contaminados». Es decir que, en primer lugar, sería un regreso selectivo en el que los alumnos de escuelas privadas van a poder ir a colegios en condiciones adecuadas pero la gran mayoría de los estudiantes de pública seguirán sin acceso a internet gratuito, sin PCs o yendo a estudiar a escuelas que, literalmente, se caen a pedazos. Es el caso de la escuela Nº 6 que finalizó e año 2019 con el derrumbe del techo del aula o de la escuela media 4 que atravesó el mismo año con varios casos de tuberculosis, «la enfermedad de la pobreza».

Pero el problema no es ahora meterse en las minuciosidades de cada escuela sino ver el problema en términos generales. Sólo entendiendo lo que pasa en el todo podremos detenernos en la particularidad y, claro, ya no es noticia que la pandemia más grande de la historia universal sigue haciendo estragos en todo el mundo, que las nuevas cepas ya han llegado a nuestro continente y que los hospitales están saturados ya sea porque no poseen camas de terapia intensiva, porque el personal está completamente saturado luego de un año de trabajo excesivo sin vacaciones o porque los centros de salud ahora sólo atienden casos de coronavirus y todo el resto de las enfermedades dejaron de ser consideradas «de gravedad». En nuestro caso, el Hospital Evita Pueblo es protagonista día a día de piquetes de enfermeros hartos de esta situación donde exponen fotos de los compañeros que fallecieron en pandemia como, por ejemplo, la del vice director del departamento de enfermería. Esa y no otra es la situación general concreta.

El gobierno provincial habla del regreso a clases a partir de agosto del año pasado, es decir, antes de que estalle el pico más alto de casos. Si se mira detenidamente, se observará que detrás de este intento se esconden intencionalidades políticas de suma gravedad. Si de verdad les interesase la educación de nuestros jóvenes, como osan decir, entonces, en pleno 2020, al menos, le hubieses comprado computadoras de calidad a los estudiantes que no tenían acceso o hubiesen liberado los datos para que se puedan conectar. Pero nada. Todo el esfuerzo por vincularnos con los estudiantes cayó en los docentes y los preceptores que hicimos hasta lo imposible por contactar hasta al último estudiante. Aún así, debemos decir que los resultados no han sido negativos con la educación digital. En mi caso, me tocó corregir trabajos prácticos de plumas de jóvenes que parecían dedicarse profesionalmente a la filosofía cuando, en realidad, era la primera vez en sus vidas que tenían esa materia. Esto se debió a dos factores: el tiempo que tuvieron los estudiantes para dedicarse al estudio y, sobre todo, el acompañamiento de los padres, algo elemental para un estudiante de secundaria. De otro lado, a los gobernantes no les interesan los estudiantes en lo más mínimo. Las razones por la vuelta a clases deben buscarse en lo que ellos llaman «economía» y que se gastaron litros de saliva diciendo que les era menos primordial que la «salud». Y ahora, la realidad es que luego de destruir la «economía» también van a destruir la salud del pueblo.

Con las escuelas cerradas el gobierno no puede hacer de cuenta que ya «volvimos a la normalidad». Una normalidad extraña, digamos, porque nadie está vacunado aún siendo que ellos mismos prometieron a toda la población docente vacunada para el mes de febrero. Es decir, para ellos la normalidad no significaba que estamos todos sanos y salvos sino, al contrario, que el mercado vuelve a funcionar y para ello la apertura de las escuelas les resulta esencial por varias razones. En primer lugar, porque emula que «todo sigue igual de siempre»: el show debe continuar. Segundo porque necesitan dar de baja todas las licencias que fueron otorgadas a los padres para cuidar a sus hijos, es decir, un ataque descarado a la maternidad en plena pandemia. Esto fue explicitado ya no solo por el ministro Trotta sino por la mismísima Unión Industrial. Tercero, atrás de la escuela funciona un mercado gigantesco de empresas que lucran con la educación, comenzando por las escuelas privadas que abrirán a toda costa y despedirán a cada docente que se niegue a contagiarse pero, además, un mercado gigante de útiles, uniformes, hojas, cuadernos, guardapolvos y el transporte público que tampoco para de aumentar su costo al ritmo del aumento del precio de la nafta. Los capitalista en general preveen en todos los diarios que vamos a una crisis económica descomunal y pretenden frenarla a costa de nuestra salud. Los máximos agitadores de la vuelta a clases, desde hace unos meses, han sido el FMI y el Financial Times de los Estados Unidos. Cuarto, entonces, el gobierno se ha sumado a la demagogia electoral pensando que la mayoría de los padres pensaban que lo conveniente era volver a la escuela y, en realidad, varias encuestas dicen que el 70% de los padres rechazan la presencialidad sin vacunas. Electoralmente, entonces, la jugada le saldrá al revés.

Para volver, el gobierno dice «tomemos todas las precauciones necesarias y san se acabó». En mi experiencia particular, el primer día de presencialidad el propio director de la escuela nos reunió a treinta docentes en un patio cerrado sin ventilación y, al empezar a hablar, se sacó el barbijo. Una provocación neta en una escuela donde, mientras tanto, más de cincuenta familias hacían cola en la puerta para llevarse un bolsón de comida. Pero más allá de ello, la vuelta a clases hará imposibles los cuidados sanitarios generales porque hará estallar el transporte público sumándole casi tres millones de estudiantes, media millón de docentes y cuatro millones de padres acompañando a sus alumnos. Y peor todavía, una de las razones por las que en el 2020 la situación de los hospitales no terminó de colapsar fue porque gracias a la cuarentena los brotes masivos de gripes o enfermedades neumonales comunes fueron mucho más leves que otros años. Con la vuelta a la escuela, en invierno los casos de gripe crecerán exponencialmente y cuando un alumno tenga 37 grados de fiebre no sólo pensará que tendrá coronavirus sino que no tendrá lugar en el hospital hasta que varios días después (si se lo hacen) el hisopado le diga que tenga COVID. Y entonces, deberá aislarse en su hogar, sabiendo que la particularidad social de los últimos años en el Conurbano es que las casas están hacinados porque abuelos, padres y nietos comparten los mismos techos. Resumido: nos están lanzando a un crimen a escala que ya está anunciado y, aún así, siguen firmes en su posición. En cuanto al aula, la misma se convertirá en un calvario para los niños que, sin ventilación adecuada, deberán mantener puesto su barbijo y no podrán entrar en contacto con el resto de los niños, una contradicción en términos de la niñez. El rol del docente se resumirá a lo siguiente: «Juancito, ponete el barbijo… Juancito, no podes prestarle la lapicera a Maria… Juancito, no podes ir al baño en el horario que no te corresponde». Y todo ello con niños desde los tres años de edad.

Al contrario, los padres deben saber que cuentan con el apoyo de los docentes en los próximos meses y que nuestra intención rechazando la vuelta a clases es cuidar la salud física y mental de sus hijos y, por supuesto, también la suya. Lo más avanzado que podemos hacer a partir de ahora es ponernos en contacto para ayudar a los padres a acompañar a sus hijos en la educación virtual ya que solamente si nos unimos podemos hacer que los chicos tengan consciencia de la situación que vivimos. Lamentablemente, debemos decir que el gobierno se volvió enemigo acérrimo de la virtualidad.

Punto aparte lo tiene la situación del gremio que debería defendernos. SUTEBA Berazategui ha desaparecido, literalmente. En todo el 2020 no han movido un dedo para que los alumnos puedan conectarse, no hubo una mínima asamblea ni una mínima consulta a los docentes sobre cómo atravesábamos la pandemia. Ahora, el gremio se ha lanzado a una campaña desaforada para que volvamos a clase, parándose totalmente del lado de Larreta y Trotta. Para ello dicen: vacunación y vuelta segura, cuando, en realidad, nadie todavía está vacunado. El sindicato se ha vendido totalmente, no queda el mínimo resquicio de esperanza de que algo parta de ellos, ni de nuestra seccional dirigida por la Lista Multicolor ni, muchísimo menos, de la lista Celeste de Baradel. Han decidido mandarnos al muere, hay que decirlo sin pelos en la lengua. Es una traición sin parangón en la historia docente. Entonces, el primer paso es poder organizarnos contra ellos porque son ellos los que tienen que garantizar que si las clases empiezan podamos hacer paro sin que nos descuenten el día. Para ello sólo existe un método: piquetes en la puerta del sindicato hasta que den la cara y convoquen al paro.

Ese mismo método debe ser el que utilicemos contra los directivos dispuestos a mandarnos al muere. Si un director dice: «acá se vuelve a clases cueste lo que cueste», nosotros les decimos «compañeros, en esta escuela estaremos de paro y habrá piquetes en la puerta para bloquear el acceso y explicarle a cada alumno y compañero que su vida está en riesgo«. Los piquetes, no hace falta decirlo, serán con barbijo puesto y solo serán necesarios allí donde los directivos estén totalmente dispuestos a exponernos. Caso contrario, evitaremos las aglomeraciones. Llamaremos a los padres a acompañarnos, así como ellos tendrán nuestro total apoyo en el desarrollo educativo de sus hijos.

Creo que he podido explayarme en el núcleo de la cuestión pero que, antes que nada, requiere de una profunda discusión. Es evidente que detrás de la vuelta a clases se pone en debate todo lo que pasó en el 2020 ya que hemos asistido a episodios que modificarán para siempre la historia de la humanidad y eso, sin exagerar. Aún no hemos llevado a cabo el duelo por los seres queridos que hemos perdido y ya nos lanzan a un crecimiento exponencial de la curva de contagios y, claro, todo ello sin garantizar que los salarios vayan a crecer o la desocupación vaya a disminuir. Es decir que todo el sistema social se ha puesto en discusión. A partir de mañana, de un lado se colocarán aquellos que pretendan hacer de los negocios una prioridad absoluta sobre la vida humana y, del otro, quienes defendiendo la vida humana, pretendemos un mundo de solidaridad, amor mutuo y respeto por los derechos elementales de la sociedad.

Maxi Laplagne
Profesor de escuelas medias Nº 5, 7, 44 y 41.

4 respuestas a «A los padres, docentes y estudiantes de Berazategui»

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