diario obrero

Algunas razones para llorar a Almudena

Algunas razones para llorar a Almudena

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Escribe Cata Flexer

Con la sorpresa de quién recibe una noticia inesperada, nos enteramos de la muerte de la escritora Almudena Grandes. Con sólo 61 años, murió de cáncer y ya no recibiremos más entregas de sus Episodios de una guerra interminable. Su obra es incatalogable. Nadie, creo yo, puede meter tanta vida en la historia, o tanta historia en la vida de sus personajes. Historia con mayúscula, la del pueblo español retratado en la guerra y la posguerra civil. Si no leíste nunca a Almudena, estas son mis razones para que pruebes.

Fuera de España, saltó a la fama con El corazón helado, y a renglón seguido otras novelas en las que la guerra y la posguerra eran protagonistas. Y alguno hasta se atrevió a decir que había “abandonado” el género casi erótico que la caracterizaba hasta el momento (su primer novela, un éxito desde un principio, fue Las edades de Lulú). Pero en su obra el erotismo es una constante. Sus personajes, como en la vida misma, no pueden separar su vida “íntima” de su vida política, o a la inversa. Así Malena, con dieciséis años, descubre el poder que siente cuando le practica sexo oral a su primo/novio o Fran viste la mejor lencería sin que ello le impida “ser de izquierdas”. Pocos han podido retratar como Almudena la liberalización de la vida social en la revolución española y el protagonismo alcanzado por mujeres, así como la represión posterior, el protagonismo de la iglesia y el retroceso civilizatorio que significó, especialmente para las mujeres, el franquismo.

Las novelas “históricas” de Almudena no se parecen en nada a la novela histórica tal cual la conocemos. Son el producto de una gran investigación (ella misma es historiadora de formación) pero sus personajes no son los grandes nombres de los manuales, sino los hombres y mujeres de a pie. El poder de sus historias está en esos protagonistas de pequeños grandes hechos inscriptos en el pasado que desde La Moncloa España ha querido olvidar. Muchos son militantes. Del Partido Comunista, del PSOE, anarquistas, republicanos en general. Otros no, pero Almudena logra mostrar cómo la dictadura franquista transforma la vida de unos y otros. No existe la indiferencia. Derrotados pero no vencidos, los republicanos de sus libros resisten, cada uno a su manera. Un niño de diez años hijo criado en la casa cuartel de la guardia civil se hace comunista cuando conoce las desgracias y la historia de las vecinas de los ranchos del pueblo; Manolita deja de ser la chica “conmigo no conteis” ayudando a su hermano clandestino y a un amigo que está en la cárcel, Inés cocina y recupera la alegria cuando logra fugarse de la casa donde el hermano la tiene presa por roja para sumarse a las fuerzas republicanas que van a ocupar el valle de Arán.

Almudena es alegría en la derrota. Es seguir la vida, sin olvidar el pasado. Es traer a los caídos para hacer justicia. Almudena es historia, es política, es vida. Leed a Almudena.