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Análisis de los proyectos de titularización docente

Análisis de los proyectos de titularización docente

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Escribe Cata Flexer

El peligro inminente de despido de miles de docentes interinos en las escuelas secundarias pone sobre la mesa el debate de cómo enfrentar este nuevo avance del gobierno sobre la educación pública y sus trabajadores. El llamado a concurso, con el consecuente cese (despido) de todos los compañeros que tomaron cargos desde el 31/03/2020 a la fecha, sumado a que todos los demás interinos mantienen esa condición precaria, y el cese también de todos los compañeros “en proyecto” o en disponibilidad por la reforma NES en julio de `22, ya fue acordada por sindicatos como UDA y AMET, asociaciones que sólo existen a los fines de vender cursos y dar su aval al gobierno. Ademys no fue invitado a la mesa de negociación y rechaza el acta, mientras que la UTE recepcionó (es decir, no rechazó) el acta para “ponerla en consideración”, aunque aún no hay llamado a plenario de delegados. En asambleas y sindicatos así como en ámbitos más informales como grupos de Whatsapp que surgieron para organizar la lucha, el reclamo es muy claro: ningún concurso sin titularización masiva y fotográfica previa. Tanto la conducción de UTE como la de Ademys plantean que para dar solución al reclamo de la docencia, hay que apoyar sendos proyectos de ley que hoy están en la Legislatura, presentados por el kirchnerismo y el FITU, respectivamente. Hagamos un breve repaso por ambas propuestas, a ver si realmente son una respuesta al reclamo de la docencia.

El proyecto presentado por la diputada Pokoik, del Frente de Todos, directamente no habla de titularización ni de los miles de compañeros que quedarían sin trabajo. Se trata de una reforma del Estatuto bajo la cual los docentes interinos luego de dos años en sus cargos, de no haber concursos, pasarían a tener “estabilidad”, sin que esto signifique titularización. Esto significa (siempre siguiendo el texto del proyecto) que en caso de ser desplazados en sus cargos por un titular, tendrían derechos a reubicación o disponibilidad. Esta “estabilidad” es muy distinta a la titularidad del cargo, no sólo porque admite que el docente deba aceptar el cambio de un cargo que ya ejerce “por otro de similares características “ (sic), sino por sobre todo porque continúa negando muchos de los derechos que conllevan la titularidad: ascenso, traslado, acrecentamiento y diversas licencias, entre otros. Es decir que el proyecto de Pokoik no da respuesta al presente ataque del gobierno, pero además plantea una reforma de fondo del Estatuto que no fue discutida con ningún docente y legaliza la existencia de docentes “de primera” y “de segunda”, con derechos diferenciados.

El proyecto del FITU, en cambio, se trata de un proyecto de titularización en masa de docentes interinos, similar a las titularizaciones que ya existieron en 2012 y 2008. Sin embargo tampoco es una respuesta a la situación actual, ya que pone diversas condiciones a la titularización, entre ellas, la más importante (artículo 3 del proyecto), un año de antigüedad para los docentes con título docente y dos años de antigüedad para aquellos con título supletorio. Es decir que mientras Larreta propone despedir a todos los compañeros que tomaron cargos desde abril de 2020, el FITU acepta que pierdan su trabajo aquellos (si supusieramos que el proyecto se aprobara hoy), todos los que tomaron desde noviembre de 2020 (sólo siete meses después de lo que propone Larreta) o noviembre de 2019 (¡incluso antes de lo que pretende el macrismo!). Por otro lado, crea una división entre los trabajadores docentes dependiendo del título que tengan, algo inaceptable: en el aula, frente a nuestros alumnos, nuestro trabajo es el mismo, y también tienen que serlo nuestros derechos. Ademys ha tomado como propio este proyecto, a pesar de que no ha sido ni discutido ni votado en asambleas. 

Por otro lado, la imposición de la consigna de “titularización” por delante del reclamo de “ningún despido” es un grave error. Esconde, detrás de una consigna de avanzada, en el sentido de ir por más, conseguir nuevas conquistas, el hecho de que estamos frente a un ataque en toda la línea, miles de compañeros van a perder su trabajo. El despido inminente es lo que está movilizando a los compañeros, como lo demostró la masiva movilización del jueves 28/10 a la legislatura, no el reclamo de titularización, que está presente desde hace más de una década. Si mañana hay titularización pero ésta excluye a los compañeros con poca antigüedad ¿sería un triunfo? Cuidado, porque esto es lo que hoy por hoy propone el proyecto que presentó el FITU y defiende Ademys. Incluso la consigna de “regularización de los concursos” es un peligro si no se lucha primero contra los despidos. ¿Con qué cargos creen que se van a hacer los concursos? No podemos permitir que la garantización de derechos de un sector de la docencia se haga sobre la base del pisoteo de otro, esta debe ser nuestra premisa para no dividirnos como trabajadores, uno de los objetivos que tiene el propio gobierno con estas resoluciones.

La deliberación que se da en las escuelas abre la perspectiva de que sea el movimiento docente el que imponga a los sindicatos una orientación, discutida y votada en asambleas, que nos lleve a la victoria. Con este pequeño análisis apostamos a hacer nuestro aporte en este sentido.