diario obrero

Editorial | No Massa nada

Editorial | No Massa nada

Category:

By

/

read

A días de asunción del superministro, digamos que, simplemente, se ha profundizado la política propuesta por Cristina Kirchner, Fernández y Guzmán desde su asunción. Argentina es una bicicleta financiera donde toda la economía política se mueve de acuerdo a las tasas de interés impuestas por los bancos al Banco Central. La prensa financiera lo relata como una permanente “migración de pases pasivos hacia LELIQS, los cuales pagan mayores tasas”. Los LELIQS son instrumentos financieros a los cuales sólo pueden acceder las corporaciones bancarias. En 2020, estas representaban el 37,8 % de los movimientos financieros mientras que hoy representan el 88,7%. A su vez, por cada punto adicional que el Banco Central sube de las tasas de interés que pagan las LELIQS, la deuda nacional se encarece alrededor de 2100 millones de dólares. Todo el financiamiento internacional por el cual los gobiernos se desangran resulta en un retorno a los bancos. El resto de los movimientos financieros representan otro tipo de bonos como los LEDES o LELITES a los que sólo pueden acceder los capitales de inversión, grupos privados que se han transformado en verdaderas instituciones de gobierno económico asociadas a los gobierno de turno. En el caso de Guzmán y Massa, se trata de Templeton y BlackRock. De acuerdo a la cláusula numero cuarenta del “acuerdo de facilidades extendidas con el FMI” son estos bonos los que deben fijar la ordenación de las tasas de interés y, como correlato, las tarifas y los salarios.

La alegría de la City Porteña con la llegada de Massa duró menos que Batakis en Economía. En el caso de las acciones petroleras, la suba de un dólar por acción en la última semana no recupera los veinte años de retrocesos consecutivos. Además, esta leve suba se debe simplemente al aumento del precio internacional del petróleo como consecuencia de la guerra en Ucrania. Esta situación ha disparado una batalla internacional por el comercio petrolero. El propio Bolsonaro ha hecho disminuir sus precios drásticamente en Brasil, lo mismo que Biden en Estados Unidos. Esto generó un, digamos, pseudo freno de la inflación internacional de julio. Se trata, en realidad, de un movimiento brusco contra el salario mínimo internacional. La burguesía utiliza “las posibilidades que le ofrece la guerra” en un golpe brusco contra la clase obrera. En el caso argento basta con pegarle una ojeada al informe financiero de YPF sobre el segundo semestre de 2022 donde responsabiliza explícitamente  los vaivenes en sus movimientos financieros a “las complejidades y presiones de las últimas discusiones paritarias”.

En el marco de una guerra mundial, todo movimiento económico desata una batalla entre capitalistas. Son estos movimientos los que ordenan y colocan de un lado u otro a los bandos políticos de la burguesía. El 13 de julio, unos días antes de la asunción de Massa, el gobierno corrió del directorio de YPF a Affronti, cabeza de la nacionalización del 49% de la empresa en 2012, que pasó a ser reemplazado por Luliano, representante de Tecpetrol, la petrolera del grupo Techint que ahora pica en punta para ganar la licitación del gasoducto Néstor Kirchner. Esta licitación es el nuevo campo de batalla de la burguesía en nuestro país, así como ya lo había sido el bragado de la Hidrovía del Paraná. Fueron movimientos que anunciaron los polos de la guerra mundial y su presencia en la Argentina. Es lo que sucede con la explotación del litio en el Norte, disputado por capitales chinos, yankees y belgas. Por su parte, la llegada de StarLink a la bolsa de Buenos Aires, la internet de Elon Musk, hizo caer en una semana las acciones de todas las telefónicas que actúan en la Argentina (Movistar, por ejemplo, cayó tres puntos en una semana).

Es en este marco que surge el debate sobre el establecimiento de un nuevo SWAP argentino con China. Algunos izquierdistas han leído esta posibilidad como un viraje internacional de nuestro país hacia Xi Xiping. En este caso, Narvaja – el ministro argentino en China – sería una especie de nuevo antimperialista. Pero, en realidad, los SWAP atan la toma de deuda a los intereses de bonos dolarizados y con legislación regida en Nueva York. Serían, en fin, parte de los negocios que Estados Unidos desarrolla en la bolsa de Beijing. Esta contradicción es la que sacude a la Casa Blanca y divide a la burguesía imperialista entre bloques que hacen negocios en diferentes partes del globo. Un giro hacia China dependería de la victoria del sector pro china en Estados Unidos, lo cual desataría finalmente una guerra civil.

No Massa nada. Por donde se mire, se carece de perspectiva. Aun acelerando la subida de la tasa de interés, “la deuda argentina rinde un 46% anual en el tramo corto y entre 25 y 31% en el tramo largo”. No se puede resolver de forma monetaria, lo que no se resuelve en la producción fabril. Es una situación de default. Una devaluación profunda debería ir de la mano de un ataque inconmensurable a la explotación física de la clase obrera si no se pretende una destrucción generalizada del consumo y el retroceso al trueque como en el 2001. Por supuesto que el ataque es la política para la que apostaron por Massa. Es, también, la política que ha defendido el ministro Moroni férreamente contra los trabajadores del neumático y ante la cual se encuentra con respuestas formidables. Al propio Larreta le echan en cara no haber podido llevar a cabo el despido de tres mil docentes que se anunció en diciembre de 2021 por la rebelión que desató durante la última semana de clases.