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El dólar azul

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En realidad, sólo cuando se taponan los canales de producción es que la turba ocupa la city. Sri Lanka.

Los grupos aglomerados de bancos distorsionan los canales naturales del producto con instrumentos propios que requieren de la administración política de los movimientos sociales que sacude cuando agita la mar del sistema. El reclamo de los bancos el día de  hoy es: «las LELIQ dan menos rendimiento que los plazos fijos». Esto cuando todos los giros de dividendos han virado hacia la cotización de las ganancias bancarias mediante la disminución o ascenso del ahorro nacional. Se convocó a los bancos a abandonar los instrumentos clásicos en nombre de un «mercado en expansión». Se trata de un gobierno, llamémoslo, de tipo cambiario, que apuesta a la continuidad de una circulación normal en un mercado de trabajo turbulento. Parece haber acuerdo en que ir más allá, como dice Clarín, desataría «el terremoto más temido». Pero hay conciencia en la prensa burguesa, también, de que el plan requiere de un adoctrinamiento social del que se pone en duda si existe variante política capaz de llevar a cabo. Los propios repúblicanos yanquis se han partido entre el apoyo a los bidenistas y un salto cualitativo en la presión. Larreta sabe que asumiría en 2023 con un gobierno delarruízado.

Si se quiere, la economía oficial presenta la forma de pirámide de tres escalones – producción, circulación y ahorro-. Son tres escalas dinámicas y en puja desde que se diferencian productores capitalistas y entidades de ahorro monetario. Se apuesta al ensanche de la escala de circulación cuando se agotan las reservas de ahorro. La política agónica de los Fernández no deja por ello de enmarcarse en una transición histórica que ha piloteado hacia el dominio del mercado por pulpos financieros. Pero es imposible un circulante adecuado en un marco de desocupación expansiva y guerra mundial. Las contradicciones son suyas, no nuestras.

El grado de circulación depende del grado de cultura monetaria alcanzado por determinada nación, más amplia en países donde es mayor, más diminuta donde es menor. Las corporaciones financieras penetran en un mercado de acuerdo a su modalidad propia. El desvío directo del ahorro ha sido la modalidad del regimen colonial entre 1492 y 1816. La absorción del salario de forma también directa o indirecta es la constante desde el desarrollo capitalista. Es en este campo que la presencia de un billete en el circuito hace las veces de licuación del circulante en una orientación de ahorro determinada que da forma, dimensión y alcance a la tasa de interés. Ni el rechazo al bitcoin es revolucionario a priori, ni su acumulación libre. El dólar blue da una marca de agua  propia a la dinámica de un mercado particular, el de la Ciudad Porteña, enclave de un país en directa puja de clases – siguiendo con el mismo vocabulario – indirecto. Azul como el mar, el dólar paralelo esconde un entramado social profundo, una desintegración, digamos, que se resiste.

La escuela prusiana de economía descubrió este proceder natural del mercado tratando de convertirlo en paradigma de la economía. A su vez, la administración financiera se unificó con la ciencia política académica. El romanticismo exportado a Buenos Aires respira desde hace décadas entre aires de derrumbe del esquema financiero del ordenamiento del poder tanto en sus variantes conservadores como populares. Es dudable que la Ministra Batakis reaccione en un ambiente oxidado.

Son cincuenta años de amortización permanente sin reinversión a escala en ninguna capa de la producción nacional. Un reciente informe colado por La Nación denuncia la manera en que desde Barbados Uber centralizó los cobros digitales que en Holanda (!) y Argentina eran ilegales. La absorción de capital de los holdings internacionales ha gestado un derrumbe inédito en la historia de la economía mundial porque se ha quebrado el esquema clásico de producción y circulante. Hay una guerra financiera en desarrollo en todas las capitales del mundo. Hay un levantamiento del capital contra la «normalidad productiva» pero incluso contra su propia revolución del grano y la cosecha. El sistema de producción mundial de alimento se retrotrae a su pasado precapitalista, es la situación que ha desbordado si se observa a Sri Lanka desde un marco general.

De fondo, la crisis económica, es un debate, digamos, de orden jurídico. La organización a escala de la economía se debate como transformación conjunta del régimen político. Cristina Kirchner luchó hasta el último segundo por colocar a la jurista Vilma Ibarra como ministra de economía, asesora principal de la reforma constitucional de 1994.

Es la penetración política financiera la causa del retroceso y reflujo de la clase obrera argentina de la última década. Ha sido la militancia constante del alfonsinismo, primero y el peronismo del nuevo milenio después, la de colar los flujos de la city entre el lenguaje popular, las acciones del MERVAL en las tuberías de YPF. El régimen político vira de acuerdo a las cotizaciones. De izquierda a derecha los partidos del régimen acumulan «capital político».

Una política socialista no se deja impregnar por los movimientos cambiarios, más bien revoluciona el sistema financiero mediante la transformación radical del mercado de cambio. Encausa la movilidad económica conquistada en la historia mediante la anulación de la legalidad que distingue el valor del trabajo, el salario y la cotización correspondiente.

Es una tarea propia de las comisiones económicas de una asamblea nacional constituyente donde se discuta una identidad entre el sueldo y el costo de vida y no del reordenamiento contable de la cantidad de horas o días por semana de trabajo.

Maxi Laplagne