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El tratamiento político alrededor de la legalización del aborto legal, una bandera histórica de las mujeres oprimidas en lucha contra las muertes clandestinas, se ha transformado en parte del cambalache que recorre a todos los bloques del parlamento nacional. Desde las bancadas dirigidas por Máximo Kirchner hasta aquellas orientadas por Cristian Ritondo utilizan el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo para zanjar las pujas en relación al debate sobre el método de designación del Procurador general, cuyo objetivo es avanzar en la impunidad de funcionarios denunciados por coimas y corrupción mediante las empresas contratistas del Estado. No habrá acuerdo político hasta que no se garantice la impunidad de funcionarios de todos los bloques, lo que parecería ser incompatible al ritmo de una crisis política que no da tregua. En ese marco, el proyecto de aborto aparece como una ley secundaria o hasta terciaria que dependerá de los acuerdos que se tejan por arriba. Si la burguesía decide una ofensiva definitivamente derechista y golpista contra el pueblo argentino, las mujeres seguirán abortando en la clandestinidad.  

Mientras tanto el gobierno cede a las presiones clericales, lo que se había resaltado cuando el proyecto enviado el congreso asume la objeción de conciencia por parte del profesional o la institución que deba realizar el aborto, un ítem que funciona directamente como bloqueo a su aplicación efectiva porque clínicas y hospitales en general son dirigidos por funcionarios dedicados a los negocios y no a la salud pública de calidad. El albertismo pretende hacer creer que la ley de aborto saldrá como un trámite burocrático cuando en realidad para aprobarse realmente requerirá de la máxima presión popular y transformación radical de la educación conservadora que imponen los gobiernos de todo el país a sus ciudadanos. Parecen no haber aprendido la lección del 2018 en que hasta la CGT orientó todas sus fuerzas a frenar la deliberación y movilización popular en defensa de los derechos femeninos. Por su parte, la ley sólo será efectivamente aplicable con presupuesto suficiente para ello lo que se contrapone al ajuste histórico que acuerdan con el FMI.

Entonces, para que se apruebe la ley de aborto es más necesaria que nunca la intervención masiva del movimiento de mujeres en alianza con la clase obrera de todo el país con paros, piquetes y barricadas incluidas llegando a la realización de una huelga general en caso de que sea necesario. Es lo que ha sucedido hace unos días en un centro de la reacción europea como Polonia. A los pañuelos celestes los derrotaremos con los métodos necesarios para aplastar al fascismo.