Editorial 28 de julio de 2022
Hace algo de dos meses, el portal web del PTS, La Izquierda Diario, dio a conocer que Myriam Bregman [asumiendo incorrectamente que se trata de un nombre conocido en los barrios del país] sería la candidata presidencial del Frente de Izquierda en 2023.
No está mal largar una campaña electoral, claro, siempre que la misma esté al servicio del desarrollo huelguístico que se está gestando en fábricas, escuelas y hospitales.
Lo que sí es claramente incorrecto es intentar, mediante movimientos mediáticos, saltarse los debates que corresponden a los trabajadores. Es evidente que el PTS es uno de los partidos más pequeños y disminuidos de toda la izquierda, sobre todo porque ha dado la espalda a la organización masiva del movimiento piquetero.
El PTS se vendió desde hace algunos años como una especie de revolución de la comunicación digital, una «renovación», decían, que realmente nunca llegó. La Izquierda Diario es uno de los portales menos leídos del Frente de Izquierda. Los programas de TV difundidos que, en realidad, no son más que videos de YouTube, no superan (ninguno) las 350 reproducciones. Sus columnas en las movilizaciones son por lo general raquíticas.
De la lucha huelguística arriba nombrada, no pasan la prueba. Desde hace días atacan descaradamente al Sindicato Único del Neumático en lucha hace dos meses por su paritaria y que acaba de anunciar quince días de huelga. Es evidente que sus medios han sido comprados por el kirchnerismo. Hubo evidencias, en el año 2015, de que Spolsky financió la campaña de Nicolás del Caño en la interna contra el Partido Obrero.
El derrumbe del kirchnerismo, sin embargo, también ha significado un derrumbe en el lenguaje progresista de Bregman y compañía que han quedado desdibujados, por fuera del movimiento estudiantil, del movimiento obrero y del movimiento piquetero.