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Larreta prepara incontables despidos docentes

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Escribe Cata Flexer

Sobre los concursos de ingreso a la docencia en las escuelas medias de CABA
Hace aproximadamente un mes circula, a partir de algunos delegados de UDA y AMET (los sindicatos de la CGT y el macrismo) que por primera vez en muchos años este año habría concursos, el mecanismo por el que los docentes obtienen cargos titulares. Los rumores cobraron más ímpetu cuando esta semana la COREAP informó que se publicaría el listado de ingreso (que no es lo mismo que el listado de interinatos y suplencias), y finalmente la UTE circuló un Whatsapp en el que informaba todo esto, y lo más importante, que los cargos que se concursaría, serían todos los cargos hoy interinos tomados con posterioridad a abril de 2020 (los tomados durante este año irían a concurso en 2022). Esto último es lo más importante, para que haya concursos tiene que haber vacantes. Pero estas vacantes no son los cargos liberados por renuncias, jubilaciones o creación de cargos (estos son los cargos que semanalmente se ofrecen en el acto público de interinatos y suplencias) sino cargos que hoy tienen carácter interino, es decir, donde hay un docente en ejercicio y que de efectuarse el concurso es despedido.
El Estatuto del Docente, nuestro convenio colectivo, establece que los trabajadores docentes tenemos derecho a la estabilidad. Durante el año, se debieran cubrir todas las vacantes de forma interina, pero a fin de año realizaría el concurso de ingreso, a través del cual esos cargos se titularizan. En ambos casos esto ocurre por orden de mérito, lo que llevaría a que no se titularizan los cargos que se ejercen, sino algún cargo, de los disponibles, de acuerdo al puntaje del aspirante. Aunque el sistema deja cesante al docente interino, al mismo tiempo le ofrece la posibilidad anual de titularizar horas; este mismo sistema funciona para el acceso a los cargos de maestro en inicial y primaria, pero hace décadas que no hay concursos en media. Los docentes estamos condenados al interinato eterno, lo cual no niega diversos derechos, como la posibilidad de ascenso, acumulación, traslado y diversas licencias, además de poder perder el cargo ante el ejercicio de derechos estatutarios por compañeros titulares (como el traslado), como vimos hace dos años en el intento de cierre de los comerciales nocturnos. Muchos han llegado a considerar el interinato casi como un cargo estable e incluso con la posibilidad de titularizar el mismo, ya que las últimas titularizaciones, ante la falta de concurso, se habían realizado por ley en forma “masiva”. La última de estas titularizaciones masivas fue sin embargo en el año 2012, hace ya más de nueve años.
Las novedades son funestas. Después de casi diez años incumpliendo derechos (a concursar anualmente) nadie titularizaría. Los compañeros que ingresaron a sus cargos de abril de 2020 a la fecha los perderían, incluso en caso de cambio de revista o cargo por la aplicación de la NES o su profundización. Adicionalmente, se informa que todos los cargos en proyectos especiales (justamente por la aplicación de las reformas) cesarían en 2022. Los cargos tomados antes de 2020 no irían al concurso, pero tampoco titularizarían; interinos por siempre. Las razones para no realizar una titularización (pase a planta) de todos los interinos es simple: el gobierno no quiere otorgar ningún derecho a trabajadores que en muchos casos ocupan cargos que quieren que desaparezcan, como es el caso de las nocturnas, para ser reemplazados por planes precarios de finalización del secundario como los Fines o el nuevo “Egresar” de Nación, con cargos 100% precarios.
El silencio de tumba por parte de los sindicatos es significativo. Son partícipes o cómplices. UDA y AMET celebran el triunfo. La opositora UTE nos informa que “consiguió” (¡gran triunfo!) que no fueran a concurso los cargos tomados en 2019, “sólo” los de 2020 en adelante. Ahora agita la titularización sin denunciar los despidos, es decir, son ellos mismos partícipes. Ademys, que fue excluida de la negociación, saca un comunicado y convoca a una acción exigiendo la titularización pero sin denunciar el atropello en curso por “falta de información oficial”, pero cuando esa información oficial exista serán porque ya se avanzó en la convocatoria al concurso y el cese de los compañeros esté en curso.
La situación se agrava si la vemos en perspectiva. En los últimos diez años sin titularizaciones, el gobierno avanzó en la precarización de las condiciones de trabajo a través de la apertura de cargos que quedan totalmente por fuera de de los derechos estatutarios: no se accede por acto público, se otorgan discrecionalmente por las conducciones escolares, son a término (de marzo de un año al siguiente, con suerte) e incluso algunos no gozan de licencias ordinarias como enfermedad o maternidad, se trata de las EDI, tutorías, horas de SF, proyectos PAI y muchos otros, que por otra parte tampoco se cobra en tiempo y forma. En el mismo período se eliminaron las Juntas de Clasificación electas por los propios docentes. También se modificó la forma de sumar puntaje para poder acceder a los cargos. Este conjunto de reformas va configurando en los hechos una reforma laboral en el ámbito de la educación, en consonancia con las reformas que, “en cuotas”, gremio por gremio.
Los docentes debemos organizarnos en cada escuela para frenar los despidos masivos de compañeros que implica el concurso sin titularización previa de todos los compañeros que hace año trabajan en las escuelas. El número de despedidos es incontable, pueden ser cientos, es urgente un empadronamiento de todos los que van a perder sus cargos. Si la estabilidad de algunos depende de la precariedad de otros, no es tal; estamos ante la pérdida de derechos del conjunto de los trabajadores de la educación. Debemos enfrentar este nuevo intento del gobierno, como lo hicimos contra el cierre de las nocturnas, imponiendo, si es necesario, nuestra voluntad a los contubernios y la inacción de nuestros sindicatos.