Balance de las elecciones de graduados y profesores en Filosofía y Letras

Durante los tres días primeros de la semana se llevó a cabo la elección de graduados y profesores de la Facultad de Filosofía y Letras. Las listas independientes – sólo se presentó una en la carrera de historia – no tuvieron espacio para agitar sus consignas simplemente porque no hay clases presenciales y el monopolio de la difusión digital ha quedado absolutamente a manos de la gestión de la Universidad. El reciente acuerdo firmado con Microsoft por el rectorado de la UBA y apoyado con la firma del Decano puanner Cristófalo ha gestado un sistema de información centralizado sin precedentes. A cambio del apoyo total que el rectorado ha tenido por parte de nuestras autoridades en los últimos dos años se ha pactado por arriba la finalización del nuevo edificio en la Calle Bonifacio, otrora conquistado con más de un mes de ocupación. Sin embargo, se ha establecido que el edificio será completamente designado para la realización de cursos de maestría, las cuales en todos los casos son la caja de la que viven el decano y sus consejeros porque los costos para extranjeros y graduados de otras universidades cotizan en dólares. Pero además, las maestrías en Filosofía y Letras forman parte del monopolio ideológico de la formación humanística. Para aprender a enseñar español a hablantes de otras lenguas, la Facultad vende un curso avalado y diseñado por la Universidad Complutense de Madrid e institutos privados de todo el planisferio: los muchachxs peronistxs enseñan de acuerdo a los criterios de la RAE.

Quien hace dos años fue elegido presidente K del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras ahora es consejero titular de la lista oficial. La cooptación ha sido más veloz que el tiempo que tardan en entregarte el título de grado. En los últimos años la gestión de los recursos propios ha absorbido a todas las agrupaciones estudiantiles, a la Cámpora, por supuesto, pero también a la izquierda que se negó a formar listas opositoras para defender representaciones históricas. Aún contra el voicot explícito del Partido Obrero y el PTS, 1917 formó parte de la única lista realmente opositora a las autoridades en toda la Facultad, logrando conquistar el 31% de los votos y un consejero en la carrera de historia a partir de un movimiento de lucha que se organizó para defender a los docentes de la carrera contra las arbitrariedades en la toma de exámenes virtuales que la gestión pretendió imponer en pandemia. Por su parte, el agrupamiento hereda viejas tradiciones de lucha por la democratización, sobre todo en una carrera dónde el método de asamblea se impuso para conquistas de todo tipo. Se trata de una lista con un riñón de lucha contra los desafíos que se avecinan, sobre todo, el de hacer frente a la reforma universitaria que agita el nuevo ministro de educación Percyk.

Sin embargo, en la lista general de graduados y profesores la novedad ha venido por parte de la lista «opositora» que conquistó un consejero y tuvo como fiscales de mesa nada a menos que al aparato de la Franja Morada de Derecho. Todo un sector de las camarillas ha apoyado a esta lista, por ejemplo, el ex senador delarruísta Samuel Cabanchik, titular, nada menos, que de la cátedra de Filosofía Contemporánea. La lista fue encabezada por el departamento de la carrera de edición, la que más ha crecido en cantidad de inscriptos en la última década, donde absolutamente todo el campo de estudio se orienta a las necesidades del mercado del monopolio editorial. La lista fue apoyada por más de un kirchnerista «desencantado», incluso por las camarillas que fueron desplazadas recientemente de la dirección de la carrera de filosofía. El problema aquí para los trabajadores no es tomar postura por una u otra orientación privatista sino entender que las guerras intestinas entre camarillas toman la dimensión que acaban de adquirir en Filosofía y Letras en momentos de arduos recortes, transformaciones estructurales y reparto de cargos a dedo cuyas crisis suelen plantear un paquete infinito de corruptelas que quedan a la vista de la masa universitaria. En Puán las denuncias de corruptela ya han empezado, por ejemplo, cuando Adriana Puiggrós denunció a la ex decana y ahora funcionaria del ministerio, Graciela Morgade, por llevarse el presupuesto que correspondía a la compra de computadoras en el nivel secundario. Sólo un nuevo regimen democrático en la universidad puede acabar con los desvíos de fondos y la privatización del contenido de grado.

En el caso de Filosofía y Letras la tarea principal de las listas clasistas es pujar por la reconstrucción de los órganos de deliberación masivos, que han sido vanguardia de lucha en la Argentina pero que han sido completamente vaciados por La Cámpora y el Frente de Izquierda, esto es, expulsar a las burocracias del centro de estudiantes y de la AGD. La votación en la carrera de historia se transforman en un trampolín fundamental porque reordena al activismo desorganizado en un polo de lucha. Se plantea una campaña contra el regreso a la presencialidad que el rectorado gestiona de acuerdo a las necesidades de los posgrados pagos, es decir, lucha y ocupación del viejo y del nuevo edificio si no se cumplen los acuerdos firmados con estudiantes y docentes.

Maxi Laplagne