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Manifiesto electoral en tiempos de guerra

Manifiesto electoral en tiempos de guerra

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Por qué votamos a Política Obrera

Por qué insistimos con una asamblea constituyente

La evolución inminente del vocabulario de guerra en el periodismo financiero porteño da cuenta de la disgregación política previa a las elecciones. Las acciones esperan un trade comicial que ordene una tasa de interés progresivamente indexada y le ponga fecha al salto devaluatorio del dólar pero la propia crisis de deuda ha hecho emerger en las noticias de la City los movimientos de los intercambios con los bancos chinos y los seguros que garanticen la salida de ganancias para las mineras internacionales europeas, australianas y japonesas que se reparten el litio y los minerales en general. 

La circulación de bonos y seguros de caución expresa los movimientos políticos del sustrato. Sucede que la burguesía internacional se encuentra todavía en etapa de celebraciones luego de que ha logrado imponer el inicio hacia una transición económica monopolizada por la gran maquinaria petrolera. El progreso de la guerra armada desde Ucrania hacia Rusia y, sobre todo, los bloqueos financieros, industriales y energéticos sucesivos han trastocado de lleno el mercado mundial ya sea por endeudamiento abusivo en nuevas formas de tracción energéticas o por giros “hacia sí mismos” de la industria petrolera allí donde la maquinaria que provee los servicios del Shale y el Oil ya se adapta a toda la ingeniería de Chevron, Exxon y compañía, tal como es el caso de la Argentina.

Una de las principales extorsiones de la campaña electoral contra la clase obrera pasa por la manipulación de sus recursos naturales. Faltos de respuestas inmediatas al salario en baja, la inflación incesante y precarización creciente el gobierno de Massa, Fernandez, Scioli y los Kirchner puja por una economía financiera de bonos atados al auge de extracción energética de exportación. Fueron los cárteles del petróleo los que empujaron a Massa al Ministerio de Economía y lo impulsan al sillón de Rivadavia. La alianza y hasta padrinazgo de los kirchneristas con las camarillas nacidas de las privatizaciones de los noventa los ha encapsulado en un frente único de apoyo a la guerra de Putín y la OTAN en celebración del aumento de las commodities y la revalorización de la mano obra en “zonas de paz”.

Es posible que las posiciones explícitas de la guerra no lleguen a discutirse en las elecciones, sobre todo porque la misma se encuentra aún en etapa de reagrupamiento. Pero justamente, la campaña electoral manifestará esta rosca sangrienta. Las posiciones sobre el 5G, sobre la importación de hierro asiático, sobre el internet satelital y hasta el destino de los granos y la carne son las que ordenan las listas electorales y, por supuesto, las PASO. Hace unos años el propio Larreta inauguró el método de internas contra Micheti para impulsar la presencia de candidatos chinos en sus boletas. En ninguna interna existen dos posiciones opuestas sobre la guerra, ni siquiera en las del Frente de Izquierda Unidad que lleva seguidores de la OTAN en las dos listas que presentará.

La contraofensiva que acaba de lanzar Kiev contra Moscú tiene como primer enemigo a la propia crisis social en Europa y los Estados Unidos que genera turbulencia tras turbulencia desde París a Minnesota. Una campaña creciente de rechazo bélico (como ya se inscribe) en la situación política norteamericana daría vuelta de un día para otro todo el desenvolvimiento de la crisis entre todos los ejecutivos y parlamentos del mundo. Ante este terror, Elon Musk, Bill Gates y Tim Cook (de Apple) se han lanzado hacia una campaña de alianza con Xi Xiping. Aunque ha entregado a precio de regalo y tiempo excesivo la mano de obra barata en ciudades industriales propias, la oligarquía china había podido desarrollar un incipiente mercado de la inteligencia artificial, el combustible y las telecomunicaciones que el imperialismo puja por suspender o unificar bajo su supremacía. No se ha hablado aún lo suficiente de la tendencia al crujimiento de la burocracia china pero el movimiento bélico ha sentado las bases históricas de la guerra civil en el territorio más habitado del mundo.

Sólo el gran imperialismo, en este marco, tiene determinada iniciativa estratégica de largo alcance y, a su vez, es el mercado de armas y la industria que vive de los precios y la economía de guerra la que capitanea este programa, por ende, contrafáctico desde sus propias premisas. El temor principal de la burguesía estadounidense es no poder contener sus propias orientaciones políticas internacionales contrapuestas y que la experiencia por ahora calmante de Biden acabe con un golpe trumpista, una sorpresa electoral mayúscula u otra rebelión popular. Biden se apoya en la guerra sin que la guerra cuente con apoyo popular. El resto de las burguesías nacionales del mundo se desangran políticamente supeditadas a esta transición internacional de guerra. En la etapa de ascenso bélico, los mercados festejan la euforia mientras preparan las condiciones históricas para la revolución. Esa es la etapa que atravesamos. 

La crisis bélica en Argentina debe de todas formas adaptarse a su esquema. La emergencia del Yuán en la City Porteña es relativa. Su circulación no supera los 87 millones de dólares para los próximos giros de junio. En el caso directo de la guerra, el de Rusia, la presencia de su mercado en la Argentina ha sido calificada como “insignificante” ni bien se anunciaron las restricciones bancarias. El mercado financiero argentino está copado de pies a boca por los Fondos Comunes y por los tenedores nacionales de bonos. En todo caso, los bancos chinos pujan por su ingreso en los giros de bolsa pero aún ello no representa ni una mínima porción del problema político general.

La City porteña se agita de forma sui géneris porque acelera y frena de acuerdo a las condiciones políticas de pagos de su deuda propia. La tasa de interés que paga el central hace un bucle que vuelve a ingresar en forma de pasivos. Es una ecuación sin fin de generación de ganancias para los grandes tenedores de bonos. La acumulación en los últimos cuatro años de LELIQS (por parte de los bancos) y LEDES y LETES (por partes de Fondos de Inversión) ha superado los montos de capitales circulantes, lo cual modifica de lleno el tráfico normal de la economía. La cháchara de que los gobiernos orientan la producción y la maquinaria se acaba en cada liquidación de bolsa. Luego de que se establece el monto que se llevan los tenedores de deuda, se calcula de qué forma el resto estimula el acercamiento a los prestamistas de última instancia como el BID o los bancos de Fomento. No hay estructura nacional por fuera del bucle. Se discuten permanentemente trozos de deuda pero el presupuesto nacional, sanitario, social y educativo se establece por fuera de doce meses de indexaciones y ajustes sucesivos. De acuerdo a los cierres de bolsa se manipulan luego durante el mes los movimientos en la industria desde los aumentos semanales de precios hasta las posibilidades de préstamos para la adquisición de monopolios como Vicentin por parte de inversores. Es gracias a los movimientos de pagos abusivos de interés que se generan las condiciones para la monopolización del mercado de granos como acaba de suceder con la unificación de Bunge y Viterra. Galperín encuentra en las tasas del Banco Central lugar para refundar sus inversiones todos los años. Las ganancias que se han llevado en la última década el grupo extremamente más reducido de capitalistas de la historia argentina no tiene ni tendrá antecedente histórico, simplemente sienta las bases para la reestructuración política, social y económica de la Argentina bajo el antagonismo del monopolio empresarial contra los explotados y sus recursos. La imposición política de las grandes empresas monopólicas es la que trastorna la vida social. Genera una metafísica de estado financiero bajo la coacción del capital que agota las libertades y el ocio del ser humano. No es casualidad que la época de cartelización argentina coincida con los niveles récord de consumos de estupefacientes en todo el país. Sólo la expropiación definitiva de los monopolios recrea la naturaleza orgánica de la sociedad y puede restablecer la libertad del individuo para crear su vida económica.

La expansión de este capital monopólico es también el que explica los estallidos recientes en el Norte que acaban de dar inicio a una tendencia creciente de nuevas huelgas políticas. Cuando el poder observa con atención estos movimientos incipientemente masivos suele echar mano en la estructura jurídica del poder con anticipación. Antes de caer, las monarquías europeas medievales intentaron renovarse de miles de formas distintas. Antes de que estalle una rebelión en Jujuy ya se discutía la naturaleza de la constituyente de Morales. Esta razón transforma a la agitación constituyente en la premisa fundamental de la etapa; el cual manifiesta un giro de clase en el lenguaje político. Los filósofos metafísicos de principios de siglo XX fueron incapaces y enemigos de la observación del desenvolvimiento de la lengua, le dieron la espalda al periodismo científico, a la semiótica y hasta viraron al fascismo como Heidegger. Al contrario, la apropiación del vocabulario jurídico de la clase obrera por medio de sus partidos hizo las veces de renacimiento cultural en alemania, le dio forma no canónica a la reforma protestante mediante el surgimiento del cartismo inglés y le dio fisonomía a las revoluciones proletarias. La palabra soviet se ha transformado en significante recién en el último siglo. Las transformaciones del lenguaje proletario expresan también los movimientos tectónicos de la sociedad. Hace falta esta alta mirada hacia la estructura cosmopolita del desenvolvimiento de la política para entender el proceso actual de las elecciones en el marco de un cambio de época.

Este marco descripto, sin embargo, Argentina lo desarrolla con su propio delay. Ni los republicanos yanquis ni los bolsonaristas han encontrado en Buenos Aires una base política concreta de crecimiento. El mandato de giro y profundización contra el trabajo lo lleva a cabo el gobierno de Sergio Massa, Fernández y Fernández de Kirchner. Es un gobierno deslucido en sus propios principios que  ha perdido el control de todas las carteras. Tan así que una revolución se saltaría ya en esta etapa la lucha contra los ministros. La salud ha sido copada por prepagas de costos indexados como los bonos. En educación, la salida de Trotta del ministerio en medio de una crisis infernal por el reparto de los fondos (no) utilizados para la educación virtual durante el 2020 contuvo un aluvión de paros y asambleas en la Provincia de Buenos Aires. A través de un sistema educativo en estado de catástrofe también se amontona un nido de corrupción. Perczyk, en lugar de Trotta, se lanzó a una transformación gradual del sistema escolar que descarga todo el peso del sistema en la sobreacumulación laboral del docente. El gobierno nacional y popular deberá ser recordado como el que impuso reformas a la altura de las descentralizaciones menemistas. Esta situación ha generado un exilio total de la masa docente de los sindicatos oficiales que capitanean todavía la situación ante la falta clara ante la adaptación de las listas otroras clasistas a la política imponente de contención. La burocratización de las dirigencias izquierdistas será el primer tapón que salte por los aires en la próxima etapa. Una lista clasista que propone un presidente debe militar con intensidad la organización profunda de los sindicatos. 

La clase obrera llega a estas elecciones, entonces, en condiciones inmejorables de crecimiento. Esta es la clave del asunto. Las eras de ascenso se caracterizan por un inicio lento y progresivo pero también por la falta de techo de alcance de la propaganda y la agitación. Se parte prácticamente desde la nada y se aspira básicamente a todo.

Nuestra posición, finalmente, es oportunista. Apoyamos una lista de dirigentes políticos lerdos y repetidos , faltos de ímpetu general, que se ha desvanecido en militancia. Esto nos coloca a la rastra de las imprevisibles decisiones de la dirección que encabeza la campaña. Ya en el año 2021 esta dirección ha mostrado una pereza hipnótica a la hora de romper las trabas clásicas que se le imponen a nuestra comunicación. El esmero nulo por revolucionar la estética de la clase obrera hace que los buenos programas terminen en volantes que se vuelan por las calles o afiches repetitivos con caras de candidatos incapaces de competir con la estética facial millonaria de los retoques del Photoshop. Una campaña electoral que no es campaña electoral, que no ingresa en el juego del encanto y que no se ata a los vaivenes de la revista política simplemente está destinada al olvido, tanto como la de los votoblanquistas de todos los tiempos. Esto sin hablar que en ningún momento se ha abierto realmente la lista de candidatos a la deliberación popular. Con estos límites declarados, decimos:

Marcelo Ramal Presidente

Jorge Altamira Diputado Nacional

Revocatoria de los poderes judicial, ejecutivo y parlamentario por una asamblea constituyente soberana.

1917 | Comité de redacción