Por la calle iba yo caminando
y no resulta que un monstruo he encontrado.
No vale que lo mire,
no sea cosa que me vea
y minconsciente
me traicione
pues el saludo al vagabundo se me escapa.
Brota de adentro de la Tierra
un caldo asqueroso
en que los virus se fermentan
y entre tanto paseo me vengo a dar cuenta
de nada que tenga que ver con la ciencia.
De microscopios no sé más que mirarlos
e imaginarme que al interior de las plantas
viven creaturas diminutas que aran el polen
mientras el nepotismo del Sol los quiere virlar.
Se me va la lengua, ¡Oh Diosas mías del Olimpo!
Entre tanto calvario ya no se me ocurre qué decir
mas el frenesí de la congoja en mi alma razona
anodada de poesía cual espíritu
guerrero se eleva por encima del altar
y al tropezar con la tibieza
se agita y vuelve a ponerse a cantar.
ML