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La izquierda argentina frente al ballotage chileno

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Escribe Maxi Laplagne

Pasados cuatro días de confirmarse el ballotage del 15 de diciembre entre el fascista Kast contra Boric, el Frente de Izquierda Unidad de la Argentina aún no se ha posicionado por el frente único de acción contra los intentos de avances de la ultraderecha que cuenta con apoyo de las fuerzas armadas chilenas. Tanto el Partido Obrero como el PTS poseen organizaciones en Chile que tampoco lo han hecho. Esto significa no sólo que están a la retaguardia del movimiento obrero, el movimiento feminista y el movimiento mapuche que ya ha tomado la posta convocando asambleas para derrotar a Kast sino que ellos mismos se plantean como agrupamientos del orden frente al sacudón que han representado los resultados del domingo. Absolutamente todos los medios alternativos forjados al calor de la primera línea no han dudado un segundo en pasar de la abstención que correctamente defendieron para las elecciones generales al voto a Boric.

Sin embargo, la propia Izquierda Diario considera la existencia de un giro a la derecha pero absolutamente todos sus artículos ¡están dedicados a atacar el programa de Boric! Esta política no es novedad, en Argentina, bajo el gobierno de Macri ellos decían que el problema principal era la contención del kirchnerismo y acabaron apoyando las medidas de contención del PRO en el Congreso.

Más grave aún es la política del PTS de ya haber tirado la toalla. En todas sus notas dan por descontada la victoria de Kast el 15 de diciembre y convocan a prepararse contra un gobierno de ultraderecha ¡contra el cual no van a votar! Se ve a grandes trazos que desde octubre de 2019 el PTS intenta colar entre las masas la desmoralización, se olvida, quizá, que le habla al pueblo más movilizado y organizado del mundo entero, incluso, la primera línea chilena le impuso en pleno 2020 una cuarentena estricta nada menos que a Piñera. El PTS espera al 15 de diciembre para convocar «un plan de lucha», en cambio, los socialistas planteamos desde ya mismo que la campaña electoral sea el ámbito de discusión de la toma del poder por parte de la clase obrera. Convocamos al sesenta por ciento de la población que se abstuvo a votar contra el fascismo.

Ignoran Del Caño y compañía el apoyo a Kerenski contra el golpe de Kornilov y repiten la política que tuvieron frente al golpe en Bolivia, la de atacar a Evo Morales en vez de sumarse a las luchas obreras y campesinas que en Santa Cruz de las Sierras exigían armamento para combatir a los fascistas.

La organización política del Partido Obrero oficial en Chile se llama 18 de octubre, lo que es realmente un chiste. En su balance de la elección se han sumado a la cantinela no sólo del avance de la derecha sino, sobre todo, al de responsabilizar al movimiento popular de tales eventos afirmando una y otra vez que la culpa la tuvieron quienes defendieron la política de la convocatoria a una asamblea constituyente. Nunca se ha visto una lectura tan lineal e infantil de la lucha de clases, ellos, que decían que la burguesía tenía la iniciativa preponderante en América Latina ahora sólo ven «los errores cometidos» por la clase obrera en vez de ver la totalidad del mapa. La pandemia, los recursos millonarios para contener al movimiento y concesiones de todo tipo arrancadas con la lucha (tres retiros de las AFP) han sido los que sostuvieron a Piñera en el poder, de ninguna manera, la primera línea ni la masa revolucionaria. El siguiente párrafo habla por sí solo: «Luego de sucesivas y profundas derrotas electorales, presentándose dividida y cambiando de candidato en medio de la campaña, con un gobierno repudiado por las enormes mayorías, el repunte de la derecha de la mano del ultraconservador Kast es responsabilidad de la política pusilánime de la “izquierda” nucleada en Apruebo Dignidad, que lejos de representar la posibilidad de cambios reales se presenta con un programa que se centra en dar garantías a la burguesía». Es simple, el Partido Obrero hará lo posible por frenar las respuestas violentas, organizativas y populares que gestará el proceso electoral. Van a contramano de los portuarios y los obreros del cobre – el verdadero centro del poder chileno – que ya han convocado asambleas para imbuirse en la campaña electoral.

El remate final de «La fuerza 18 de octubre» es todavía más lamentable. Luego de omitir que están hablando de un país en medio de un proceso revolucionario y hablar tan solo del ascenso de la derecha como si fuese un epíteto homérico, concluyen que, en cambio, hay una sóla gran conclusión de la revolución de octubre. Quien sabe lógica formal, esto niega el principio de contradicción, «A» y «No A». De una contradicción, en las tablas de verdad, se sigue cualquier cosa y para ellos el dato más importante del país cordillerano es, dixit, «la fenomenal elección que hizo una luchadora independiente como Fabiola Campillai, que llega al Senado como una representante de la rebelión de octubre del 2019». Aplausos y a otra cosa. Todo se puede derrumbar, pero si ellos meten un diputado, entonces, tranquilos, todo lo demás se soluciona. My god.

En el último día varios dirigentes del PTS han atacado a quienes llamamos a votar a Boric diciendo que no tenemos principios. Al contrario, nos sobra, recordandole a todo el país que ellos aprobaron la ley exigida por Netanyahu que considera ilegales todos los ataques políticos al Estado de Israel, así y todo, hemos votado por ellos. Quien sólo se mira el ombligo, es incapaz de observar el horizonte.

Abajo el fascismo.
Frente único de la clase obrera.
No pasarán.
Boric presidente.
Por cabildos abiertos en todo los sindicatos y poblaciones del país.
Asamblea constituyente libre y soberana – gobierno obrero.