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Escribe Maxi Laplagne

Clases presenciales, sí; asambleas, paros y movilizaciones, no. Si así había iniciado el 2021, ahora la burocracia celeste del SUTEBA también se ha sumado a la maniobra política del gobierno de los Fernández suspendiendo por decreto, sin fechas estipuladas, las elecciones del sindicato en toda la Provincia. La lógica es realmente incomprensible: los docentes vamos todos los días a la escuela en transporte público, nos exponemos al contagio y allí parecería que el virus es una ficción, sin embargo, para anular la deliberación sindical otra vez el coronavirus vuelve a ser utilizado de excusa. Es simple: Alberto Fernández, Trotta y Baradel saben que la proliferación de casos en las escuelas gestará en las próximas semanas una indignación brutal entre la docencia que pueda costarles varias secciones y (por qué no) el sindicato provincial.

La cosa es peor aún: todas las elecciones del año han sido suspendidas y no sólo se le ha prorrogado el mandato a Baradel sino también a burócratas de la talla de Antonio Caló, Rodolfo Daer y Omar Maturano. La situación es la misma. En todos los lugares el trabajo presencial ya es la regla, pero no habrá elecciones. Sucede que los planes de ajuste, ataques a los convenios colectivos de trabajo y la inflación creciente harán crecer la deliberación entre toda la clase obrera. No sea cosa que de la crisis se conformen listas clasistas dispuestas a expulsar a los burócratas de las centrales.

En la docencia, por el momento, las seccionale multicolor de SUTEBA no han abierto la boca al respecto. En Berazategui, por ejemplo, la dirección multicolor se ha plegado de lleno a todas las estrategias políticas de la celeste a la hora de atacar a los docentes. Ahora, también, se prorrogarán un año de mandato sin el apoyo de ningún docente. Seccionales como La Matanza, Tigre o Escobar deben rechazar ya mismo este decreto y convocar a la docencia de toda la Provincia de Buenos Aires a organizar la forma en que se llevarán adelante las elecciones por secciones en sus distritos, juntar firmas para que se realicen las elecciones provinciales y, sino, movilizar y ocupar la sede del sindicato hasta que se nos de la posibilidad de recuperarlo. Tener un sindicato clasista, en un año en que los ataques sanitarios crecerán exponencialmente (mientras IOMA se despedaza) es una tarea vital de primer orden.